Peter Brabeck-Letmathe, presidente del grupo Nestlé, parte
de la premisa de que el agua es un bien de consumo y susceptible de demanda. Si
hay demanda, debe haber oferta. Y si uno la tiene y el otro no, el que no tiene
debería pagar por ella. Como cualquier comida. O como el petróleo.
Dado que tenemos el Acuífero Guaraní, deberíamos
privatizarlo para que, así, quien lo compre venda el agua. Ahora bien, como el
acuífero esta bajo todo el territorio paraguayo, deberíamos proponer que se
venda todo el Paraguay, total el suelo está vendido a los que producen comida
y, vendiendo el subsuelo, se permitiría a quienes lo compren que hagan con el
agua lo que quieran.
Ya que estamos, también podríamos vender el volumen
excedente sobre el suelo, es decir el aire, y quienes quieran respirar que
paguen por él, ya que también es un bien necesario para vivir y, si uno quiere
vivir, bien podría pagar por respirar.
No sé de dónde sacó las cantidades de agua a consumir por persona (5
litros para beber y 25 para higienizarse), pero supongo que habrá recurrido a
una de sus empresas de elaboración de comestibles. Y si ellos, que saben de
negocios, lo dicen, debe ser cierto. Sería interesante saber, por curiosidad,
cuántos metros cúbicos de aire nos corresponderían por persona. Claro que
habría que determinar, también, cuánto es para respirar normalmente, cuánto
para correr y cuánto para reír, por ejemplo, que implica mayor consumo.
Como todo bien susceptible de ser comercializado en el mundo
del libre mercado, quienes tengan más dinero podrán caminar, correr, reír,
suspirar, dar aliento a sus equipos de futbol… Los demás, deberíamos limitarnos
a lo que podamos comprar, quizás, a no más que respirar, sin que se nos ocurra
tratar de auxiliar a alguien que necesite respiración boca a boca porque no
podríamos utilizar nuestro aire en exceso. Ni podríamos hacer otras cosas que
nos agitan y nos hacen respirar más aceleradamente.
Es probable que, junto a las gasolineras, pongan puestos de
venta de agua y, de paso, cargadores de aire. Ya se encargarán algunos de abrir
sus locales de minicargas.
Sin dudas, también surgirán los negocios paralelos de venta
de agua adulterada, aire de contrabando y cosas parecidas, contra las que
lucharán los entes encargados de la regulación en defensa de los derechos de
los poseedores legítimos.
Yo no estoy de acuerdo, pero no voy a opinar, a ver si por
hacerlo me tratan de zurdo que no entiende las leyes del libre mercado.
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