Y… sí. Una vez más me tengo que ir a los orígenes y ver qué
decían los griegos. Crisis ( krisis /krisis
) deriva del verbo griego krinein (krinein) que
significa “separar” o “decidir”. De ahí vienen “criticar”, “criterio”, entre
otras.
El más remoto origen de crisis se remonta a la separación
del cosmos (kosmos) del caos (caos), la separación del orden del abismo oscuro de la masa de materia sin forma.
Todos, en algún
momento, hemos atravesado una crisis. Hemos tenido que “ordenarnos”, salir de la
masa oscura y confusa buscando poner en orden las ideas y el mundo circundante.
Hay momentos en los que las crisis son más evidentes. Este
es uno de esos.
Las épocas electoralistas son necesariamente críticas. Todo
es confuso. La política es confusa. Al menos, en los momentos en los que no puede
haber la claridad que algunos quisiéramos que hubiera.
Si imaginásemos un sube y baja (palanca de primer grado)
veríamos de un lado el cosmos, del otro el caos y en el medio la crisis. Si no
hubiese crisis, no habría ni cosmos ni caos. No habría sube y baja. Sería una
simple tabla tirada en el suelo. Y en una simple tabla tirada en el suelo, se
confundirían el orden y el desorden. No estaría uno del un lado y el otro del
otro.
Por eso es necesario que haya crisis. Para poder tener
sentido crítico. Para poder decidir de qué lado me pongo para que se incline el
sube y baja.
No sé si hoy los niños siguen jugando al sube y baja. Antes,
en el pasado remoto, nos entreteníamos en las plazas y les pedíamos a los
amigos que suban de nuestro lado para desbalancear al gordito y, una vez que lo
lográbamos, nos bajábamos de repente haciendo que el gordito se cayese de
golpe. No éramos malos ni existía el bullying. Éramos niños traviesos.
También, a veces, nos subíamos unos cuantos de cada lado y
jugábamos a ver quién saltaba primero. De hecho, casi siempre nos golpeábamos
todos. Los que saltábamos, los que pretendían quedarse, los que se bajaron a
tiempo pero fueron empujados por los que caían…
Caramba… ¡Qué parecido! ¿No?
Bueno, la cuestión es que la crisis es necesaria para
separar el orden del desorden. En qué termina después, es otra cosa.
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