jueves, 25 de abril de 2013

ME DESBORDÓ EL VASO. CARTA ABIERTA A HUGO RUBÍN.


No sé si habrás de leer esto, porque es largo y vos no sos de mucho leer. Cosa que, lamentablemente, se nota. Y mucho. Pero, acá va, por las dudas.
Durante mucho tiempo me pareciste el más centrado de tus hermanos. Es evidente que, ser excéntrico, no es el único problema en tu familia.
Realmente, no sé qué te pasó. Porque pintabas bien. Parecía que ibas a ser un buen tipo.
Cuando me contaron algunas taradeces tuyas en el terrible programa mañanero con el que algunos madrugadores masoquistas inician sus flagelos, me costó creerlo. Que te peleases con unas niñas en crecimiento por el protagonismo que pudieran tener, empalideciendo el tuyo, me pareció muy de tipo con la autoestima por el suelo. Pero, bueno, nadie es perfecto.
Cuando saliste con que a los presos había que hacerlos trabajar engrillados, ya se me empezó a colmar el vaso.
La búsqueda de protagonismo al precio que fuere, ladrándoles como chihuahua enardecido con síndrome de alteración sexual a los presidentes de Uruguay y Argentina, países a los que tu padre les debe demasiado, le agregaba contenido a mi vaso casi desbordante.
Que sin ningún respeto de género ni la mínima muestra de caballerosidad, obviamente indemostrable porque lo de caballero te es ajeno, hayas tratado de perra a una mujer, máxima mandataria de un país (aunque esto es accesorio), demuestra que el acervo machista de Humberto se impuso, una vez más, a las tibias intenciones superficiales de Gloria por defender a la mujeres, cosa que siempre me pareció más discurso e interés que vocación y compromiso. Sigue cargándose el vaso.
Pero que porque alguien te llamó la atención lo hayas tratado de “empleadito” por su condición de trabajador y de “comegato” por su condición de argentino, ya rebalsó el vaso y me dio por las tarlipes.
¿Quién te crees que sos, energúmeno soberbio, para tratar de menospreciar a alguien por ser un trabajador? ¡Justamente vos! Vos, que ni para leer las preguntas de el saber se va con no sé quién, servís, porque, como dijera, no es que lo de leer vaya mucho contigo. Vos, que sos tan honesto que si encontrás un trabajo, lo devolvés. Vos, que si te mandan a espiar, tocás timbre. Vos, que si te mandan a buscar coca a Colombia, traes Pepsi.
¡Por favor! Si aún queda un masón digno en tu logia, debería pedir que entres en sueño, porque ya sos una verdadera pesadilla.
Por la condición de mayor ante tu evidente adolescencia inmadura e irreverente, te exijo que públicamente te retractes de todo lo dicho, recurriendo a las virtudes de la tolerancia y la templanza.
Espero que hayas llegado hasta acá o que alguien te lo haya leído. Lo que hiciste, no se hace. Lo que dijiste, no se dice.
Paraguay es un país digno, que merece representantes que también puedan ostentar la dignidad, no la falsa soberbia de los vanidosos vacuos.
¡Y, para colmo, vas a tener fueros!  ¿Cuántas barbaridades más vas a decir y hacer? Como dijera el Rey de España: “¡Por qué no te callas!”

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