martes, 30 de abril de 2013

DÍA DEL MAESTRO


Otra vez, en dos sillas mal sentado. Yo soy maestro. Y si bien me recibí en Argentina, lo soy allí, acá y en la Cochinchina. Y no soy maestro porque no sabía que seguir. Fue mi opción y mi vocación. Y lo es. De mis 13 oficios, 14 miserias, el periodismo y la docencia son los que me han dado más satisfacciones. Y dolores de cabeza. Quizás por eso los amo tanto. Nadie ama lo que no afecta, lo intrascendente. Agradezco a quienes me saludaron y saludo a todos los maestros (y maestras, claro) del Paraguay y el mundo. Hoy se celebra acá pero, al menos yo, lo celebro con todos.
Plutarco, historiador, magistrado, biógrafo, ensayista, embajador…. entre otras cosas más, vivió entre, más o menos, el año 46 (quizás 50) hasta el 120.
Comparto algunas de sus frases ilustrativas: “Como decía Sócrates ‘¿A dónde os dejáis llevar los que ponéis todo vuestro esfuerzo en la adquisición de riquezas, pero os preocupáis muy poco de los hijos a los que se las vais a dejar?’ Es como si uno se cuidara del calzado, pero no tuviera cuidado de los pies.”
Cuenta, también, que una vez un hombre le preguntó a Aristipo, célebre educador,  cuánto le cobraría por la educación de su hijo. “Mil dracmas” respondió. “Pero qué barbaridad” dijo más o menos el padre, y agregó: “Por mil dracmas puedo comprar un esclavo”. “Hazlo –dijo Aristipo- y así tendrás dos esclavos. El que compres y tu hijo”
Han pasado dos mil años y la cosa sigue igual. Muchos padres con inmensas fortunas creen (o al menos hacen creer que creen) que la educación se soluciona en la escuela, en el colegio y en la universidad.  Ni idea de lo que es, realmente, la educación.  Los mismos, creen que pagar un colegio caro es garantía de buena educación. Lo que les importa, realmente, no es la educación, sino el prestigio que la institución brinda. Y eso no es solo acá, ni es de ahora. Siempre hubo quienes soñaron con Eaton, Yale, Harvard, no tanto por aprender, sino por relacionarse.
El problema es que, a nivel local, nunca se ha tomado a la educación como una cosa en serio. Responsablemente. O sí, e hicieron todo al revés, no por error, sino a propósito, para mantener a la recua ignorante. Y, lamentablemente, la cosa pareciera seguir siendo así.
No pongo en tela de juicio la buena intención de gente que está trabajando para colaborar con un cambio de la educación. Lo que señalo, es que no tienen idea de lo que realmente deben cambiar. Ni qué, ni cómo, ni para qué. Nuevas reformas, más paños fríos, aspirinas para el cáncer. Emparches. Remiendos.
Hace años que vengo diciendo (el único que me escuchó fue Vicente Sarubbi, quien me dijo que estaba loco –yo, claro- y que jamás aceptarían una locura como la que proponía. Pero, al menos, me escuchó). Decía, digo, que la única solución que tiene la educación en el Paraguay consiste en suspender las clases durante un año, forzar a los docentes a una formación exhaustiva en lectoescritura, desarrollo del sentido crítico y utilización de nuevos recursos didácticos; elaboración de un plan de emergencia para la educación basado en tres pilares: lectura comprensiva, redacción efectiva, cálculos matemáticos sin recursos externos (mentales, sin calculadora, ni computadora, ni nada) y educación física en serio, no partidos de fútbol o de volley, solamente.
¿Y qué van a hacer los alumnos/as durante ese año? Muy fácil: los mayores, pintar, reparar, acomodar los colegios, las escuelas, las aulas. Los más chicos, jugar. Bajo la mirada de facilitadores pedagógicos que contribuyan con propuestas ludodidácticas.
Al año siguiente, ya habrá maestros/as preparados/as para enseñar a leer y a escribir. A todos. A los de la primaria y la secundaria. Y a los universitarios que no aprueben un examen de redacción.
NO SE PUEDE APRENDER NADA SI NO SE APRENDE A LEER Y A ESCRIBIR.
NO SE PUEDE HABLAR BIEN SI NO SE APRENDIÓ A LEER BIEN.
¿Y cuándo aprenderán historia, geografía, ciencias naturales….? ¡CUANDO HAYAN APRENDIDO A LEER Y A ESCRIBIR!
Con el sistema actual de educación, se logra memoristas autómatas. Efímeros sapientes de respuestas armadas. Sabios fugaces de la página 37 a la 43.
Con la información al alcance de un click y la memoria de un elefante en un pen drive de 3 centímetros cuadrados, si no se cambia rápido el criterio educativo, las universidades seguirán pariendo analfabetos profesionales.  Y los colegios, brutos con título.
¿Feliz día del maestro? Y… sí. Los desafíos deben celebrarse ¿no?

viernes, 26 de abril de 2013

PERIODISTAS, SECRETARIAS Y SECRETOS.



Hoy se celebra el Día de la Secretaria. La encargada de guardar los secretos.
Hoy se celebra el Día del Periodista Paraguayo, el encargado de desvelar los secretos.
Bien podría ser, hoy, el Día del Secreto.
De secretaria no sé demasiado, ya que si bien tuve muchas, nunca lo fui.
De periodismo sé, aunque siempre se aprende algo, porque lo soy desde hace 48 años. Toda una vida. Más que muchas vidas.
Tenía 14 años cuando vi por primera vez, en la sala de redacción de ese inolvidable primer diario de mi vida, la frase de Haroldo Foulkes que decía: “Ser periodista, es la forma más divertida de ser pobre”. Y acepté que esas eran dos condiciones necesarias para ser periodista: vivir de manera divertida y ser pobre.
Si uno vive la vida como un amargado, no será jamás un buen periodista. El humor es una de las máximas manifestaciones del ingenio.
Un periodista, es necesariamente pobre. Si no es pobre, dudemos de él. (Quizás haya honrosas excepciones que no conozco). El dinero tiende a envilecer. Y un vil, jamás podrá ser buen periodista.
Podemos estar de acuerdo con lo que manifiesta, o no. Puede gustarnos como habla o escribe, o no. Pero a un periodista debe gustarle lo que dice y estar de acuerdo con ello. Si no es así, será un amanuense, un lacayo, un escribiente, un ghost writer, un pluma vendida, un bocón, un… lo que sea, pero no un periodista.
Para las secretarias que guardan los secretos y los periodistas que los difunden con responsabilidad, ¡FELIZ DÍA!

jueves, 25 de abril de 2013

ME DESBORDÓ EL VASO. CARTA ABIERTA A HUGO RUBÍN.


No sé si habrás de leer esto, porque es largo y vos no sos de mucho leer. Cosa que, lamentablemente, se nota. Y mucho. Pero, acá va, por las dudas.
Durante mucho tiempo me pareciste el más centrado de tus hermanos. Es evidente que, ser excéntrico, no es el único problema en tu familia.
Realmente, no sé qué te pasó. Porque pintabas bien. Parecía que ibas a ser un buen tipo.
Cuando me contaron algunas taradeces tuyas en el terrible programa mañanero con el que algunos madrugadores masoquistas inician sus flagelos, me costó creerlo. Que te peleases con unas niñas en crecimiento por el protagonismo que pudieran tener, empalideciendo el tuyo, me pareció muy de tipo con la autoestima por el suelo. Pero, bueno, nadie es perfecto.
Cuando saliste con que a los presos había que hacerlos trabajar engrillados, ya se me empezó a colmar el vaso.
La búsqueda de protagonismo al precio que fuere, ladrándoles como chihuahua enardecido con síndrome de alteración sexual a los presidentes de Uruguay y Argentina, países a los que tu padre les debe demasiado, le agregaba contenido a mi vaso casi desbordante.
Que sin ningún respeto de género ni la mínima muestra de caballerosidad, obviamente indemostrable porque lo de caballero te es ajeno, hayas tratado de perra a una mujer, máxima mandataria de un país (aunque esto es accesorio), demuestra que el acervo machista de Humberto se impuso, una vez más, a las tibias intenciones superficiales de Gloria por defender a la mujeres, cosa que siempre me pareció más discurso e interés que vocación y compromiso. Sigue cargándose el vaso.
Pero que porque alguien te llamó la atención lo hayas tratado de “empleadito” por su condición de trabajador y de “comegato” por su condición de argentino, ya rebalsó el vaso y me dio por las tarlipes.
¿Quién te crees que sos, energúmeno soberbio, para tratar de menospreciar a alguien por ser un trabajador? ¡Justamente vos! Vos, que ni para leer las preguntas de el saber se va con no sé quién, servís, porque, como dijera, no es que lo de leer vaya mucho contigo. Vos, que sos tan honesto que si encontrás un trabajo, lo devolvés. Vos, que si te mandan a espiar, tocás timbre. Vos, que si te mandan a buscar coca a Colombia, traes Pepsi.
¡Por favor! Si aún queda un masón digno en tu logia, debería pedir que entres en sueño, porque ya sos una verdadera pesadilla.
Por la condición de mayor ante tu evidente adolescencia inmadura e irreverente, te exijo que públicamente te retractes de todo lo dicho, recurriendo a las virtudes de la tolerancia y la templanza.
Espero que hayas llegado hasta acá o que alguien te lo haya leído. Lo que hiciste, no se hace. Lo que dijiste, no se dice.
Paraguay es un país digno, que merece representantes que también puedan ostentar la dignidad, no la falsa soberbia de los vanidosos vacuos.
¡Y, para colmo, vas a tener fueros!  ¿Cuántas barbaridades más vas a decir y hacer? Como dijera el Rey de España: “¡Por qué no te callas!”

martes, 23 de abril de 2013

CHIP




El 1 de enero de 2027 se impuso el uso del chip de identificación en todas las personas del mundo. Sí, en las personas humanas. Claro.
Ya mucho antes del 2000 se había hablado del tema y, pese a que muchos decían que esas eran cosas de Asimov o de Bradbury, algunos empezamos a preocuparnos. Más nos preocupamos cuando en el 2010 empezaron el uso sistemático en los perros y demás mascotas.
— Ahora se acabó el problema de los cachorros que se escapan y uno no sabe por donde buscarlos — decían las señoras gordas contentas de que sus caniches o sus chihuahuas o sus qué sé yo qué perros caros, chicos, ladradores, falderos y estúpidos tuvieran implantados en el cuero un chip que permitía su rastreo inmediato a través de la computadora con uno de los tantos programas “searchermongo” o “findernoséqué” que se vendían como pan caliente en cualquier casa de informática a la vuelta de la esquina.
Si bien por nacimiento pertenezco a la vetusta generación de los que nacieron a mediados del siglo pasado, por decisión me he integrado a los grupos de las postrimerías, es decir, a los que pertenecen a la generación del Pentium, al ya arcaico Windows y los últimos discos rígidos con memoria limitada —¡y entonces 10 gigabytes era una barbaridad! — Siempre usé de la tecnología tratando de que ésta me usase lo menos posible. Cuando poco después del 2000 empezaron a proliferar los cyber body building llevando al extremo la filosofía (¿?) del físico culturismo, la onda ligth y esa estúpida costumbre de reunirse exclusivamente para meterse, y matarse de agotamiento, dentro de una máquina “armacuerposlindos” empezamos a ser rechazados los que manteníamos con orgullo una digna panza de señor cincuentón honorable. Yo me acordaba del “Diario de la guerra del cerdo”, de Bioy Casáres, un viejo libro de la época de los libros en papel, y le decía a mis amigos:
— En cualquier momento les va a molestar que ocupemos espacio y buscarán la vuelta para mandarnos a cuarteles de invierno.
No fue necesario. Cuando en el 2006, por encontrar la vacuna contra el VIH metieron la pata y liberaron el gas de inmunodeficiencia absoluta, los primeros que cagaron la fruta fueron los que tenían más de sesenta. Y los bebés durante diez años. Así que los viejos que quedamos teníamos poco más de cincuenta, todavía conservábamos algunas defensas y no jodíamos demasiado. Pese a las lagrimas de cocodrilo y los tantos discursos hipócritas de lamentación, la sociedad se sintió aliviada: no había viejos que mantener ni niños que cuidar. Diez años de culto absoluto al físico perfecto y a una economía destinada a los elegidos. La selección natural de las especies cumplía una vez más su cometido de dejar a los más aptos. ¡Otra que Hitler! Así fue que, dentro de las tantas pavadas a las que se dedicaron los científicos, volvieron a joder con el asunto del chip de identificación. Basta de documentos de identidad, número de registro, carnet de asociado al club, número de jubilación o cosa parecida. ¡El chip de identificación le soluciona la vida! ¿Son las nueve de la noche y su marido aún no llegó a casa? ¡Pregúntele a la computadora y sepa dónde está! ¿Su empleado tarda mucho en hacer un trámite? ¡Consulte en la computadora de recursos humanos y lo ubicará inmediatamente!
Y la estúpida sociedad estaba de lo más contenta. ¿La privacidad? ¿Para qué quiere privacidad una sociedad perfectamente globalizada en la que el interés común es su único objetivo?
Ese 1 de enero de 2027 en el que el mundo de la gente joven, de cuerpo esbelto y músculos marcados celebraba el más absurdo de los pasos dados por la humanidad en el abismo de la estupidez, descorché una de las viejas botellas de vino que aún conservaba entre mis viejos libros de papel y me emborraché brindando por los recuerdos.
Allá por '99 había conversado con una amiga señalándole que en cualquier momento se impondría el uso de un documento universal. Ya estaba el pasaporte de la Comunidad Europea y se hablaba de la posibilidad de hacer lo mismo con los países de América alineados en los distintos grupos o mercados, como se los denominaba.
—¡Qué divino! ¿Te imaginás? ¡Ciudadanos del mundo! ¡Qué fashion!—concluyó, utilizando una palabra que aborrecía tanto como tanto se usaba en el mundo cholulo. Y mi amiga era muy cholula, pero uno hace algunas concesiones con la gente que le hace creer que es el mejor amante del universo y alrededores.
     ¿No se te ocurre ningún comentario un poco más inteligente?
     ¿Por qué? ¿No te parece divino que no tengamos que andar sacando pasaportes, ni visas, ni nada por el estilo? Pensá en la pobre gente que tiene que ir de un país a otro por negocios o por placer y que a cada rato se tiene que comer colas inmensas, trámites horribles, pérdidas de tiempo por un simple papel.
     Claro, pero eso también significa que todos tus datos van a estar a disposición de los grandes centros de poder quienes, valga la redundancia, van a poder seguir cada paso que des en cualquier lado al que vayas.
     ¿Y? ¿Eso es malo?
     ¿No te podés bajar un rato de tu nube de pedos?
     ¡Ay! ¡Qué grosero!
     Bueno, vamos a ver si me explico: ahora van a comenzar con el documento único universal, vamos a entrar todos en un listado inmenso y pasaremos a ser una letra o un par de letras y algunos números. Para simplificar la cosa y no tener que andar decodificando nombres que al final están al pedo, ya que lo que les importará será solamente el código bajo el cual estaremos registrado, iremos perdiendo la posibilidad de conservar nuestros imperfectos nombres y caducos apellidos que han perdido su razón de ser. En su reemplazo, y volviendo a lo que era en un principio "nunc et semper", tendremos un prefijo que identificará al país, región o como sea que termine llamándose, unas letras que significarán algo y unos números que nos darán un orden dentro del gran orden que pretenden establecer. Dejando jugar a la imaginación, supongo que en unos pocos años más, los niños se saludarán diciendo "Hola PARSA 36 millones" por poner el caso de uno nacido en Paraguay, Sud América y que lleva tal número de orden.
     ¡Vos sos un exagerado!
     Ojalá. Pero aún así soy tímido. La cosa va a ir mucho más lejos. En cualquier momento nos van a poner un chip identificador para poder rastrearnos donde estemos.
     Y está bien, eso significa que podremos saber dónde están nuestros hijos.
     Claro, eso significa que en este momento tu marido sabría dónde estás.
     Sos un hijo de puta.
     ¿Yo? Hijos de puta serán los del chip ¿no te parece?
Fue una pregunta retórica, ya que como única respuesta escuché el portazo que dio al salir.
La cuestión es que hace ya tres años que, para no perder la costumbre adoptada en la era de la normalidad, soy un indocumentado universal.
Condenado a vivir sin pensión, haciendo trabajos para amigos solidarios, sin poder salir ni entrar sino a hurtadillas y escribiendo estas historias por si algún día a alguien se le ocurre reestablecer la enseñanza de la lectoescritura.
Por las dudas de que esto ocurra, quiero dejar un mensaje a la humanidad:
"¡Que se metan el chip en el fondo del culo!"
He dicho.
Oscar Boubée, Las Vegas, 1997



TIENE RAZÓN Y ES COHERENTE


Peter Brabeck-Letmathe, presidente del grupo Nestlé, parte de la premisa de que el agua es un bien de consumo y susceptible de demanda. Si hay demanda, debe haber oferta. Y si uno la tiene y el otro no, el que no tiene debería pagar por ella. Como cualquier comida. O como el petróleo.
Dado que tenemos el Acuífero Guaraní, deberíamos privatizarlo para que, así, quien lo compre venda el agua. Ahora bien, como el acuífero esta bajo todo el territorio paraguayo, deberíamos proponer que se venda todo el Paraguay, total el suelo está vendido a los que producen comida y, vendiendo el subsuelo, se permitiría a quienes lo compren que hagan con el agua lo que quieran.
Ya que estamos, también podríamos vender el volumen excedente sobre el suelo, es decir el aire, y quienes quieran respirar que paguen por él, ya que también es un bien necesario para vivir y, si uno quiere vivir, bien podría pagar por respirar.  No sé de dónde sacó las cantidades de agua a consumir por persona (5 litros para beber y 25 para higienizarse), pero supongo que habrá recurrido a una de sus empresas de elaboración de comestibles. Y si ellos, que saben de negocios, lo dicen, debe ser cierto. Sería interesante saber, por curiosidad, cuántos metros cúbicos de aire nos corresponderían por persona. Claro que habría que determinar, también, cuánto es para respirar normalmente, cuánto para correr y cuánto para reír, por ejemplo, que implica mayor consumo.
Como todo bien susceptible de ser comercializado en el mundo del libre mercado, quienes tengan más dinero podrán caminar, correr, reír, suspirar, dar aliento a sus equipos de futbol… Los demás, deberíamos limitarnos a lo que podamos comprar, quizás, a no más que respirar, sin que se nos ocurra tratar de auxiliar a alguien que necesite respiración boca a boca porque no podríamos utilizar nuestro aire en exceso. Ni podríamos hacer otras cosas que nos agitan y nos hacen respirar más aceleradamente.
Es probable que, junto a las gasolineras, pongan puestos de venta de agua y, de paso, cargadores de aire. Ya se encargarán algunos de abrir sus locales de minicargas.
Sin dudas, también surgirán los negocios paralelos de venta de agua adulterada, aire de contrabando y cosas parecidas, contra las que lucharán los entes encargados de la regulación en defensa de los derechos de los poseedores legítimos.
Yo no estoy de acuerdo, pero no voy a opinar, a ver si por hacerlo me tratan de zurdo que no entiende las leyes del libre mercado.

lunes, 22 de abril de 2013

PASÓ EL 21


Después del 21, vemos. Te llamo después del 21. Y… no sé, hasta después del 21…
Hoy ya es 22. Salió el sol, la gente se fue a trabajar, mis perros ladran igual que ayer, hago mi trabajo como hice ayer, antes de ayer y como haré mañana y pasado mañana.
Ya está. Pasó el 21.
Gente que nunca recibió ni dio ni participó de nada que tenga que ver con qué partido gobierna o deja de gobernar, regula, casi, su vida en función al gobierno que haya.
Ganó Cartes. Una vez más los liberales (algunos) se equivocaron al elegir aliados.
La izquierda, confusa y aún en etapa de gestación, ocupa un tercer lugar que la convertirá en bisagra de muchas decisiones. No les fue tan mal.
Dado que es muy fácil presentar vaticinios luego de ocurridas las cosas, dejo el análisis político para los tantos otros que se dedicarán a hacerlo. Yo solo quiero reflexionar.
Es muy difícil renunciar a las pasiones políticas. Pero si queremos lograr que el Paraguay de una buena vez por todas termine de carretear y emprenda el vuelo, ahora es tiempo de sumar esfuerzos.
Más allá de que el Partido Colorado tenga, según los resultados hasta ahora, una importante mayoría en el senado, no tiene la mayoría simple. Eso significa que deberá buscar consenso. Y ahí está el compromiso patriótico de quienes permanentemente anunciaron su voluntad de cambio. OJO: voluntad de cambio positivo para el país, y no cambio del estado patrimonial de los que subieron. El dinero que se mueve en el momento de tener que forzar voluntades, no es poco. No son monedas. Es mucho dinero. Tienta al más santo. Y no se trata de pedir santidad (¿?) sino coherencia. Y vocación patriótica.
Ya pasó el 21. ¿Y ahora qué?

domingo, 21 de abril de 2013

SÍ, MAÍNA


En estos días se ha puesto en el tapete el tema de las empleadas domésticas y sus reclamos de un sueldo mínimo adecuado.
Gente a favor, gente en contra y un sinnúmero de justificaciones, muchas, tomadas de los pelos.
Al llegar al Paraguay, unos 30 años atrás, me llamó poderosamente la atención la cantidad de criadas y criados (criaditas y criaditos) que había en las casas de gente no siempre de gran fortuna. Me explicaron la institución del “criadazgo” o “madrinazgo” imperante. En algunas casas (y algunos casos), era encomiable lo que hacían. En otras (y otros), aberrante.
Con el devenir de los tiempos y la costumbre, me fui habituando a algo que era propio de la idiosincrasia local. Bueno, intenté habituarme. No lo logré del todo. Siempre vi en la institución algo muy parecido a la esclavitud o servidumbre implantada por los españoles y los jesuitas. No es justo ni digno que una persona trabaje por techo, comida y ropa. Excluyo a la educación porque, si bien era también una condición a brindar, en los casos en que se brindaba no superaba los elementales seis años de una primaria tan pobre como la de los criaditos que la recibían.
Como complemento de la historia, que mucha gente tapa como al sol con el dedo, muchas de las criaditas fueron usadas sexualmente por el señor de la casa o como iniciadora del niño de la casa, cuando no, también, de los amigos de éste. Conozco muchos relatos festejados en múltiples fiestas familiares de familias de muy alto poder económico que cambiaban de criadita casi todos los años. Y, para no perder tiempo, las traían ya de 14 o 15 años.
Lo que no quieren reconocer, es que esas criaditas, echadas a la buena de Dios al quedar embarazadas, se unieron a cualquiera que les dio techo y más hijos, muchos de los cuales son lo que hoy andan por las calles drogados, robando y matando sin sentido. Sin el menor sentido. Tal como no tiene sentido la vida recibida en una relación a contrapelo, como consecuencia de un juego cruel e irresponsable.
Todo trabajo debe ser remunerado y la remuneración acorde a las necesidades vitales de las personas.
Es evidente que, si se pide que se establezca el sueldo de la empleada doméstica por parte del estado como obligación a cumplir, los sueldos que se pagan no satisfacen las necesidades de las trabajadoras.
En una casa donde la pareja gana en conjunto unos dos o tres millones de guaraníes, es imposible pagar el sueldo mínimo a una empleada. Entonces la arreglan con unos miserables Gs. 300. 000 o 400.000 (cifras que me constan). Algunos/as me dirán, como ya me dijeron, si acaso es preferible que esas personas estén sin trabajo, robando por ahí. No, claro que no. Lo justo sería que por ese dinero trabajen un par de horas en esa casa, pudiendo, así, trabajar otras dos horas en otra, otras más en otra y, de ese modo, sumar una cifra digna. Así funciona en el mundo. Y quienes fueron a vivir y a trabajar en el extranjero, lo saben.
¿Qué en dos horas no podrán hacer todo? Y… bueno. Será cuestión de aprender a lavar los platos de la noche, hacer la cama antes de salir, poner la ropa en la máquina, no dejar todo desparramado… Ese es otro tema.

sábado, 20 de abril de 2013

CINE PARAGUAYO: PALOS EN LAS RUEDAS


Para quienes ascendieron a empresarios de la noche a la mañana, montados en el caballo de la Itaipú en los ’70 o en los carros mafiosos de las contrataciones corruptas, los conceptos de industria, negocios, empresas, medios, existen en función, exclusivamente, de sus intereses espurios.
Además, faltos de la más elemental visión de futuro y de los elementos básicos para entender cualquier otra cosa que no sea dinero contante y sonante, contrabando, tráficos varios, negocios turbios y componendas, no pueden entender que el cine, además de arte, es una industria.
Y no pueden entender de puro burros que son. Me consta que muchos de los ñembo empresarios, incluyendo a los que hacen de la política un negocio, jamás fueron, ni van, ni irían al cine. Se aburren. Si no tienen tragos, timba, putas y connubios, no saben qué es “entretenerse”. Y, además, alardean de ello.
Faltos de la capacidad de analizar lo que sea, menos pueden analizar las conveniencias del país en cosas en las que no pueden participar.
He presentado propuestas a grupos y personas para las que un millón de dólares es lo que para nosotros dos mil. No, no dos mil dólares, dos mil guaraníes. ¡Lo único que me preguntaron fue si no quería hacer cine porno! (dirigiendo o produciendo, claro).
Para el chancho, el mejor de los mundos, es el chiquero.
¡Qué le vamos a hacer!

miércoles, 17 de abril de 2013

NO TENGO TIEMPO


No, no es ese precisamente mi caso. Es el problema de la mayoría de la gente que conozco. Por las explicaciones que recibo cuando los invito a tomar un café o a cenar o a lo que sea, concluyo que no tienen tiempo que perder porque ya lo tienen perdido. Gente que jamás pisaría una casa de empeños para empeñar un televisor, empeña su tiempo sin ningún problema.
Pareciera ser que el empeño puesto por lograr un ingreso importante, no les permite ver lo que es realmente importante.
Conozco (y estoy seguro de que conocemos todos) gente que se levanta a las 06:00, desayuna, se enfrenta al drama del tráfico caótico, y se encierra en la oficina hasta las 18:00. Luego, alguna reunión, un trabajo complementario o alguna otra actividad más vinculada con lo laboral que con lo personal. Digamos que a las 20:00 (en algunos casos ¡con suerte!) emprenden el regreso a casa.
Cuando digo “conozco gente”, uso un neutro que incluya a ellos y a ellas. Porque antes, era el marido quien normalmente tenía esta rutina. Hoy, en muchos casos, son ambos.
Claro que estoy hablando de gente de clase media con ganas de ir cada vez más arriba o necesidad de agarrarse fuerte para no caer.
Así como no tuvieron ni tienen tiempo para tomar un café con un amigo, venir a cenar o lo que sea, tampoco tienen tiempo para ir con los hijos al cine o a tomar un café ni cenar juntos… ni lo que sea.
Alguna vez también fui joven empresario exitoso y ambicioso. Cuando les expliqué a mis hijos que lo que importaba era la calidad del tiempo que compartíamos, no la cantidad, y que lo que hacía era para darles un mejor futuro, me respondieron que hubiesen preferido más cantidad de tiempo de buena calidad y que los acompañase más en el presente. El futuro era una responsabilidad de ellos. Lamentablemente, eso fue en el pasado y, por más que lo lamente, no hay vuelta a atrás.
Recuperemos el tiempo. Tomemos un café con los amigos.
Compartan el presente con los hijos. Si ustedes no están junto a ellos, otros ocuparán el lugar.
El tiempo no se pierde. Se usa. Usémoslo bien.

martes, 16 de abril de 2013

¿OBJETIVIDAD?


No existe la objetividad. Cada uno ve lo que puede desde su ángulo de visión y con base en sus conocimientos. No se puede ver lo que no se sabe. Es decir, se ve lo que se ve, pero no necesariamente lo que es. Y es lo que cada uno quiere que sea, salvo para aquellos que saben qué es y para qué sirve.
¡Uf! ¡Qué complicado! Veamos.
Un cenicero de vidrio (no sé porqué de vidrio, pero es lo que me vino a la mente), es un cenicero en la casa de fumadores y, muy habitualmente, un junta monedas en las casas donde nadie fuma. Para una criatura habituada a ese entorno, “eso” es un junta monedas. Y cuando deba referirse a “eso” lo llamará así. Y los demás imaginarán lo que para ellos es un junta monedas, lo que no se vinculará, necesariamente, con la misma cosa.
Junto a las diversas denominaciones de las cosas, está el vínculo referencial que establecemos con ellas. Acá, le decimos encendedor; en España, es mechero. La cosa es la misma, pero su identificación, a partir de su denominación, difiere en unos y otros. Es decir, la carga cultural nos permitirá identificar, o no, la misma cosa. (¡Cosa, cosa, cosa…! ¿No estás muy reiterativo con la cosa? Lo que pasa es que la cosa es la cosa, no más)
Esto que parece complicado, es muy simple y, a la vez, uno de los más grandes problemas en las relaciones humanas.
No todos vemos lo mismo y, ciegos por ignorancia, al no ver lo que el otro ve, pretendemos imponer nuestro punto de vista. Nos arrogamos el derecho de creer que los únicos que vemos lo que es somos nosotros.
¿Entonces mienten los que defienden la objetividad? Y… Sí y no. Algunos, sabiendo que no es posible la objetividad, por conveniencia la defienden y, entonces, mienten. Otros, creyendo firmemente que la objetividad existe, la defienden con honestidad y, entonces, no mienten.
Pero ese es otro tema. Esa es la verdad. ¿Existe?
La dejo para otro día.

lunes, 15 de abril de 2013

EL OLOR DEL DINERO


Hay dinero que huele mal. No, no me refiero al billete que estuvo guardado entre el pescado. Me refiero al dinero cuyo origen tiene mal olor. Porque, no me digan que ustedes no huelen cuando hay dinero sucio en algunos lados. Sí, también es cierto que hay gente a la que cualquier olor le da lo mismo. Son tan sucios los unos como los otros. Los que tienen dinero podrido y los que ni se inmutan al convivir con ese olor.
Ayer (domingo 14/04/13. Periodismo Para Todos. Canal 13. Buenos Aires.) el siempre polémico periodista Jorge Lanata, sacó a la luz pública algo que andaba rondando entre las sombras. No era que no se veía. No se lo veía tan claro, simplemente. El informe titulado "La ruta del dinero K", mostró una supuesta cámara oculta en la que Leonardo Fariña, famoso por haberse casado con la tan bella como vacua modelo Karina Jelinek, contó cómo había armado un mecanismo  para enviar más de 50 millones de euros a diversos países del mundo. Pero no era cualquier dinero. Era dinero de amigos del gobierno. Parece que algunos se habían molestado con el joven “cadete millonario” porque habría metido la mano en la lata y él, en contrapartida, le contó a Lanata.
Saltaron nombres, figuras políticas, gente del espectáculo y, supongo, en el transcurso de la semana, se irán contestando los unos y los otros, desde el gobierno dirán que es una orquestación del grupo Clarín, los de Clarín dirán que es una muestra más de la corrupción imperante, Rial dará su opinión, Ventura dirá que él ya lo sabía y que tiene un video, hasta que el embarazo de la Princesita de la Cumbia o un nuevo romance de Maradora vuelvan a captar la lábil atención de la gente y siga el circo mediático.
Mi reflexión surge a partir del hecho de que no puede ser que los padres, los amigos, los parientes, la gente del barrio de este chico que pasó de ser un seco a tener un Ferrari no se hayan dado cuenta de que estaba en algo raro. Dejo acá este asunto. Ya la justicia se encargará de esclarecerlo. O no.
Veamos nuestra realidad. Es inconcebible que un funcionario de Aduanas, por ejemplo, con un sueldo de, pongamos, Gs. 4.000.000, pueda tener Mercedes, camioneta del año, campo, casas… que un militar con sueldo de algo parecido tenga miles de hectáreas… que…
Todos conocemos a alguno. Todos tenemos algún vecino al que hemos visto enriquecerse de la noche a la mañana. O un pariente o un conocido.
El dinero no es algo que se pueda tener porque sí, sin explicación de origen ni justificación de haberlo generado. Y eso es algo que la gente pareciera no entender. O no quiere entender.
Si uno encontrase un maletín con dinero, no se lo podría quedar. “…estará obligado, como tal, a restituirla a su dueño o legítimo poseedor. Está obligado además a informar al propietario y, no pudiendo hacerlo, avisará a la autoridad policial del lugar o tomará las medidas aconsejadas por las circunstancias.”  (Art.2035. CCP). Sin embargo, nadie enseña que esto sea así. Tampoco enseñan que no se puede aducir desconocimiento de la ley para justificar su transgresión.
Volviendo al tema inicial, hay fortunas que huelen mal. Y seguirán oliendo mal aunque pretendan tapar el olor con perfume francés.

jueves, 11 de abril de 2013

LA VIRTUD DE DAR


Pareciera ser que la permanente inducción al tener, se nos ha hecho carne llegando a anestesiar la sensibilidad social.
El recientemente doloroso caso de Anita, no es único. Es emblemático por su mediatización, pero hay más, muchos más. Y no se solucionan con colectas, sino con un cambio de filosofía social.
La Constitución Nacional, en su ARTÍCULO 4 - DEL DERECHO A LA VIDA, dice:
“El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Se garantiza su protección, en general, desde la concepción. Queda abolida la pena de muerte. Toda persona será protegida por el Estado en su integridad física y psíquica, así como en su honor y en su reputación. La ley reglamentará la liberta de las personas para disponer de su propio cuerpo, sólo con fines científicos o médicos.”
Y en el ARTÍCULO 6 - DE LA CALIDAD DE VIDA, agrega:
“La calidad de vida será promovida por el Estado mediante planes y políticas que reconozcan factores condicionantes, tales como la extrema pobreza y los impedimentos de la discapacidad o de la edad.”
Evidentemente, como tantas otras cosas de esta constitución, solo queda en la fría letra sin aplicación formal.
Y, lo más triste, es que no hacemos nada para cambiar.
En estos momentos eleccionarios, pareciera ser que todo lo que decimos apunta a llevar agua a los molinos de uno u otro de los candidatos. Lejos eso de mi intención. La responsabilidad es de todos por igual. El desafío es para todos.
Si la genuina intención de los aspirantes a la presidencia de la república fuese contribuir al desarrollo del país y al mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes, ésta hubiese sido una excelente oportunidad para demostrar con los hechos lo que pregonan con las palabras. Lamentablemente, no ha sido así. Ello nos lleva a preguntarnos si, una vez en el gobierno, habrán de llevar a cabo los planes que prometen.
Y, una vez más, la educación se expone como una de las prioridades. No alcanza con dar contenidos, en muchos casos mal dados e innecesarios, sino de acompañar a la información con formación. No veo, en las distintas propuestas educativas, contenidos transversales que impliquen la incorporación de valores, tanto en la formación docente como en la de los estudiantes. Eso en la educación formal. En la informal, para colmo, en vez de incorporar valores e incentivar el ejercicio de estos, se enseña lo contrario: “Esto es para vos, no vayas a andar dándole a los demás”, “Cuida que tus lápices, no vayas a prestarlos”… ¿Les suena conocido?
No alcanza (y el caso de Anita es una muestra contundente) con organizar colectas, habilitar cuentas corrientes, convocar a la buena voluntad de la gente. Muchas empresas, que invierten cientos de miles de dólares en pseudo eventos deportivos, festivales diversos, conciertos multitudinarios, tienen a la Responsabilidad Social Empresarial, como una suerte de discurso y lo publican en sus webs como una parte de la misión porque queda elegante, porque así lo indican los parámetros del marketing. Pero no son ellas las responsables. La responsabilidad es del gobierno (de éste, de los anteriores, de los que vendrán) que por falta de sensibilidad social y en cumplimiento de acuerdos espurios, no aplica criterios impositivos discriminados de suerte tal que, por un lado, se carguen los consumos suntuosos o superfluos (coches caros, tabaco, alcohol, eventos pseudo deportivos, etc.) y, por otro, se deduzcan de ellos los aportes a la salud, la educación,  la cultura, etc.
Siempre se está a tiempo para cambiar. Éste puede ser un buen momento para pensar en ello.

miércoles, 10 de abril de 2013

LOS ABUELITOS DE MÁS DE 60 AÑOS.


Cuando escuché al conductor de un programa matinal referirse así a los adultos mayores, me pareció una impertinencia. Me sigue pareciendo. ¿O estaré equivocado? Es probable que uno vea a los abuelitos cada vez mayores, porque uno se va acercando cada vez más a ellos, pero… Para reflexionar juntos, hoy republico (¿será corrector decir así? Bueno, un neologismo más.) una nota que levanté en FB hace dos años. Casi dos años.
CUMPLÍ 60.
Ya entré en la etapa de los sexagenarios. Llegué a la sexta década.
A mi primera década la recuerdo, imagino, sueño, con olor a piso de parquet, cera, libros, misa, domingos festivos y cumpleaños condenados a la ausencia. Los agostos de mi infancia eran fríos, lluviosos, pegajosos… Recuerdo la llovizna pertinaz o la lluvia baldazos y el termómetro marcando 4, 5, 6 grados bajo cero. Cumpleaños con olor a chocolate, torta casera y sillas vacías.
Mi segunda década, encerró más que 20 años. A mitad de camino, me hizo crecer de golpe con la muerte de mi padre a los 15, la de mi hermana a los 17, la de mis sueños y amores adolescentes a los 19. Fue una época difícil de la que escapé montado en los libros y volando en la música. Leer, escribir, componer canciones… Caminos de escape de una realidad que no era tan linda que digamos. Y los refugios transitorios de alguna droga permitida o no, pero compartida entre amigos como los sueños hippies y el pelo largo.
A  mi tercera década llegué recibido de padre, marido, triunfador, mal padre, varios divorcios y múltiples fracasos financieros. ¡Una década repleta de experiencias! Incluso, algún que otro aprendizaje.
En la cuarta, ya estaba en Paraguay. Llevaba como seis años en la tierra guaraní. Es tan difícil definir los éxitos y los fracasos que al final no sé si tuve más de unos o los otros. Conocí amigos que después no los fueron. Me pasaron la mano y cuando quise aferrarla, me la sacaron. Y cuando creía que me caía, aparecieron quienes me amortiguaron como si nada, como si nos conociésemos de toda la vida. En la memoria de los olvidos y en la excesiva caballerosidad amnésica, quedarán por siempre nombres de amores eternos, con la perdurabilidad de las eternidades fugaces.
La quinta década la comencé sufriendo uno de los más grandes dolores posibles de vivir. Quizás, el mayor de todos. La muerte de un hijo en los brazos y la impotencia terrible de no saber qué hacer. No se sale fácil. Mucho menos, indemne. Se va destruyendo todo poco a poco y lo que se construye es como si fuesen castillos de arena, casitas de naipes… Se resquebrajan los cimientos y se hace difícil proyectar.  Así empalidecí en mi profesión, me alejé de los vernisages y las farras, busqué refugios que me dejaron más a la intemperie, busqué raíces ancestrales y, como un exiliado de mi mismo, me hallé recorriendo los caminos del Quijote y recomponiéndome en baretos y chiriguitos madrileños o catalanes, bistrós franceses… Luego caminé por la vereda de las estrellas en Los Ángeles, aprendí a tirar dados en Las Vegas, me subí a ver cómo era el mundo desde Hollywood… y volví a la Asunción que me esperaba. Y reviví. Me alimenté de la juventud de mis alumnos y me enamoré tan perdidamente que aún sigo medio como sin encontrarme. O encontrado, en la convivencia de una década con quien volvió a alimentarme las ganas de soñar.
Y así llegué a esta sexta década en este asunto de vivir. Con la propina de haber llegado a los remotos mares del Atlántico Sur, recorriendo la remota Australia. Remota en distancia y sueños de infancia. E hice nuevos amigos, conocí más gente, volví al encuentro de los que me acompañan gracias a la magia de la radio y, pese a algún que otro desengaño, seguí creciendo en vida. Me reencontré, luego de casi medio siglo, con un amigo de la infancia y, con él, reencontré el olor a madera de mi casa, el parquet, el olor a cera, los libros, mi padre escuchando música clásica… y los remotos agostos lluviosos y fríos de aquella primera década lejana.
Como dijera el gran Neruda, “Confieso que he vivido”.

martes, 9 de abril de 2013

LOS DERECHOS HUMANOS.


¿Qué decimos cuando decimos “derechos humanos”? Estuve tentado de compartir una info que me envió un amigo, porque el diseño está muy bueno, pero cuando la escuché con atención, encontré un par de variantes que no son precisamente en defensa de los derechos universales, sustento básico del día que hoy se celebra. Hay mucha defensa de la propiedad privada. Y eso me dio qué pensar. Es muy difícil defender la propiedad privada cuando hay tanta gente privada de la propiedad. ¡Y NO SOY ZURDO!
Trescientos años atrás (te la hago fácil, en 1712) nació Jean-Jacques Rousseau, el gran escritor, filósofo y músico franco-helvético. Si bien suelen usarse unidas en una suerte de nueva frase, vaya a saberse parida por qué autor de resúmenes para colegios y facultades, sus dos frases más célebres, están contenidas en sendos libros. En El contrato social, dice: «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado»; en Emilio, o De la educación, está la otra: «El hombre es bueno por naturaleza». Si bien Rousseau no llegó a vivir la revolución Francesa (1789) ya que murió en 1778, sus ideas influyeron mucho en la misma y han sido enarboladas por todos los librepensadores del mundo.
El derecho fundamental, es la libertad.
Libertad de vivir, de crecer, de soñar, de estudiar, de pensar, de creer… La lista es mucho más extensa y te invito a que la llenes con todas la libertades que entiendas propias de nuestra condición humana, adquiridas por el simple hecho de nacer.
Pero no todos podemos ejercer las mismas libertades si no partimos desde un mismo punto de arranque. No hay carrera pareja si unos inician desde más adelante que otros o con brutos championes, mientras que los demás corren en patas.
Lo bueno sería que todos arranquen desde el mismo punto de largada y en iguales condiciones, con los mismos championes. Luego, de acuerdo a las habilidades, destrezas, capacidad de esfuerzo, empeño, ere ere’a, unos llegarán antes, otros más tarde, otros más lejos, otros se quedarán en el camino. Ahí comienza (debería comenzar) la meritocracia. Pero si Juan es hijo de Don Pirulo, con A.A. hasta en el baño y auto con chofer, es muy probable que tenga (es seguro que tiene) más probabilidades de llegar más lejos que Pedro, hijo de Doña María y padre desconocido (aunque las malas lenguas dicen que Don Pirulo solía frecuentar su casa), que no tiene ni ventilador de techo y no puede ni pagarle al chofer del colectivo.
Invito a reflexionar sobre los Derechos Humanos. Porque pareciera ser que hay quienes tienen más derechos sin que sean más humanos (o, precisa y paradójicamente, disfrutan más derechos, porque son menos humanos).
(Esta nota fue publicada en Facebook el 10/12/12, conmemorando el Día de los DD HH. Me pareció interesante recordarla. O.B.)

lunes, 8 de abril de 2013

NO AL ABORTO.


En el largo tiempo transcurrido en este asunto de vivir, me he encontrado muchas veces con mujeres que tuvieron que afrontar esta terrible situación y la consecuente decisión traumática que acompaña toda la vida.
Además de interrumpir la proyección de una nueva vida, la embarazada que interrumpe la gestación, sufrirá el estigma social en el medio en el que se desenvuelve y su propia frustración. Reitero: es algo que acompaña toda la vida.
No podemos estar a favor del aborto. No podemos aceptar que la mujer se vea expuesta a este sufrimiento. No conozco ninguna mujer que se haya hecho un aborto por tener ganas de hacerlo. Sea o no legal.
Estoy seguro de que, hasta acá, la mayoría estamos de acuerdo ¿no?
Bien. ¿Qué hacemos en caso de que una niña de 14 años sea violada por su padre y quede embarazada? ¿Qué hacemos con una estudiante brillante, de bajos recursos, con una beca recién otorgada, que es violada y queda embarazada? ¿Qué hacemos con esa adolescente que, sin darse cuenta, porque nunca le explicaron cómo debía cuidarse, queda embarazada de su novio adolescente, cuya única información la recibió de “los perros”, quienes le dijeron que no, que es bola, que en la primera vez nunca se embaraza?
NO ESTOY A FAVOR DEL ABORTO. Pero sigo con las preguntas. ¿Qué hacemos? ¿Qué hace la sociedad? ¿Qué hace el estado? ¿Qué hacen las iglesias? ¿Qué estás dispuesta a hacer vos? ¿Y vos? ¿Y yo?
Yo no sé qué podría hacer. Quizás abrir un centro de adopción, un refugio para este tipo de casos, promover la educación sexual… No sé qué hacer. Me gustaría hacer algo. Acepto propuestas. Hasta tanto, en algunos casos, en determinadas circunstancias, mientras que no tengamos soluciones… No sé.

domingo, 7 de abril de 2013

¡ZURDO MARICÓN!


La verdad, es que lo que dicen, realmente, es zurdo puto. Más aún, zurdo puto de mierda. Pero era muy fuerte para poner en el título. Pero es la triste realidad. Las argumentaciones políticas, e incluso supuestamente filosóficas, de algunos exponentes de la fauna local focalizan el argumento en el ataque a los simpatizantes de la izquierda y los homosexuales. ¡Dos lacras de la sociedad! ¡Los execrables! ¡Los ladrones, corruptos, inmisericordes, barbudos, desarrapados, desalineados, hippies, zurdos, putos y tortilleras! ¡Ellos tiene la culpa de todo!
Y como la presencia en el poder de esta lacra se limita al período 2008-2012, pareciera ser que también son excepcionalmente eficientes en hacer las maldades que les atribuyen.
No me voy a poner a defender a Lugo, ni a Camilo Soares, ni a nadie. Cada cual que se cuide como pueda y sepa. Pero me parece demasiado mucho que hayan podido ser capaces de hacer tantas maldades como les adjudican en tan poco tiempo que los dejaron hacer. De ser así, habría que preocuparse por la eficacia y eficiencia con que han podido contrarrestar más de un siglo de alternancias políticas que nada han tenido que ver, precisamente, con la izquierda. Con los putos, no sé. O sí sé, pero es otro tema.
Desde mi modesto punto de vista, esto no es lo peor. Lo más triste, es que quieran tapar el sol con el dedo y mentir tan descaradamente.
Yo no lo veo a Federico Franco escribiendo en Twitter. Me imagino a uno de sus amanuenses utilizando su cuenta para decir, sin reparos ni vergüenzas, que lo aplaudieron de pie y ovacionaron en la OEA. Y, probablemente, no mintió. Los 13 presentes, pueden haber estado de acuerdo con la exposición y aplaudido de pie. Pero 13 de 34, no da quórum ni para referencia. Sin embargo, no es lo más grave. Ya casi forma parte del pasado. Lo complicado, es qué nos depara el futuro.
Ante el poco margen en las distintas encuestas electoralista, unas de un lado, otras del otro, pero en todas con poco margen de diferencia, los de la punta, Cartes y Alegre, están más nerviosos que testigo falso. Y ya no saben qué hacer. Las denuncias de Alegre de que Cartes es un narcotraficante, basadas más en la leyenda urbana que en la veracidad jurídica (si lo fuese y hubiese pruebas, debería estar preso, así de simple), no solo han sido eludidas, sino que ahora son minimizadas con argumentos tales como: “…no sabemos quién es peor, si alguien a quien acusan de narcotraficante o uno que se robó más de 25 millones de dólares y ahora pagó con el dinero del pueblo una unión con sus antiguos opositores”.
Y, del otro lado, la respuesta es el silencio. Ahora se trata de ganar. Después, veremos.
Pese a las campañas que se realizan, las observaciones que se harán y la mar en coche de recaudos a tomar, el 21 de abril, habrá colas de oportunistas vendiendo sus cédulas y cientos de corruptos comprándolas. De los dos lados. Y lo sabemos. Ahí ganará el que tenga más plata, más gente y mejor logística.
Y el que gane, será el futuro presidente de la república.
Todo hace suponer que, como están las cosas, salvo que todos los indecisos se decidan por él (o que ocurra un milagro, poco probables por múltiples razones obvias), Mario saldrá tercero. Lo que no está mal, para un primer intento.
Volviendo al principio de la nota, todo indica que no habrá zurdos en el nuevo gobierno. Lo de putos, lo dudo. Siempre los hubo y los habrá en el poder. Para colmo, de los peores, de los que se casan y tienen hijos y van a misa  (o al templo de las familias que oran) y son altos ejecutivos y presiden tenidas y…
(NO ACLARES, QUE OSCURECE: Para quienes no saben leer, es decir, aquellos que solo leen lo que está en las líneas y ni se enteran de qué son las entrelíneas o la ironía, aclaro que no tengo nada en contra de los homosexuales. Ni de los zurdos. Más aún, hasta podría conversar con gente de derechas. Tengo amigos liberales, colorados, aliancistas… También tengo amigos gays, putos, putas, putañeros y lesbianas.)

viernes, 5 de abril de 2013

LA VIRTUD DE LA CRISIS


Y… sí. Una vez más me tengo que ir a los orígenes y ver qué decían los griegos. Crisis ( krisis /krisis ) deriva del verbo griego krinein (krinein) que significa “separar” o “decidir”. De ahí vienen “criticar”, “criterio”, entre otras.
El más remoto origen de crisis se remonta a la separación del cosmos (kosmos) del caos (caos), la separación del orden del abismo oscuro de la masa de materia sin forma.
 Todos, en algún momento, hemos atravesado una crisis. Hemos tenido que “ordenarnos”, salir de la masa oscura y confusa buscando poner en orden las ideas y el mundo circundante.
Hay momentos en los que las crisis son más evidentes. Este es uno de esos.
Las épocas electoralistas son necesariamente críticas. Todo es confuso. La política es confusa. Al menos, en los momentos en los que no puede haber la claridad que algunos quisiéramos que hubiera.
Si imaginásemos un sube y baja (palanca de primer grado) veríamos de un lado el cosmos, del otro el caos y en el medio la crisis. Si no hubiese crisis, no habría ni cosmos ni caos. No habría sube y baja. Sería una simple tabla tirada en el suelo. Y en una simple tabla tirada en el suelo, se confundirían el orden y el desorden. No estaría uno del un lado y el otro del otro.
Por eso es necesario que haya crisis. Para poder tener sentido crítico. Para poder decidir de qué lado me pongo para que se incline el sube y baja.
No sé si hoy los niños siguen jugando al sube y baja. Antes, en el pasado remoto, nos entreteníamos en las plazas y les pedíamos a los amigos que suban de nuestro lado para desbalancear al gordito y, una vez que lo lográbamos, nos bajábamos de repente haciendo que el gordito se cayese de golpe. No éramos malos ni existía el bullying. Éramos niños traviesos.
También, a veces, nos subíamos unos cuantos de cada lado y jugábamos a ver quién saltaba primero. De hecho, casi siempre nos golpeábamos todos. Los que saltábamos, los que pretendían quedarse, los que se bajaron a tiempo pero fueron empujados por los que caían…
Caramba… ¡Qué parecido! ¿No?
Bueno, la cuestión es que la crisis es necesaria para separar el orden del desorden. En qué termina después, es otra cosa.

jueves, 4 de abril de 2013

LA NATURALEZA MANDA


Si bien se dejó dominar o, mejor dicho, hizo creer que se dejaba, llega el momento en el que, harta de ser violada, se rebela.
Cuando es un sunami en las antípodas, lo vemos como en una película. Ajena a nosotros.
Cuando es un huracán en EE UU, algunos piensan en que vendrán autos baratos recuperados.
Cuando es en la Chacarita, es el asunto de siempre, el negocio de los que trabajan de damnificados.
Pero cuando es en una ciudad como Buenos Aires o La Plata, en zonas de gente bien, con camionetas 4x4 y autos lindos y notebooks y muebles caros y cuadros… la inundación asusta más.
La naturaleza pasa la factura. Y es proporcional. Quien más tiene, más paga.
Nos asusta más.
Y la naturaleza se venga porque la avasallaron, porque donde estaban sus ríos construyeron casas; porque donde estaban sus pulmones verdes, construyeron casas; porque donde había tierra, pusieron empedrado; porque donde había empedrado, pusieron asfalto. Los ríos son las venas, y las taparon o cortaron. Los árboles son pulmones, y los talaron. La tierra absorbe el agua, y la impermeabilizaron.
Ya no son las zonas ribereñas, donde viven los pobres, las que se inundan. La naturaleza avanza hacía otros sectores.
Recuerdo el viejo proverbio: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar” y me pregunto: ¿Qué va a pasar con la construcción del centro comercial, los cada vez más shoppings, los estacionamientos subterráneos, los espacios que se pierden por construir más y más y más…? Por un montón de dólares, se vendió hace poco una propiedad que debe ser la única con tantos árboles en la zona. ¿Nos servirá el dinero si la naturaleza sigue pasando la factura?
Hemos sido (somos) cómplices por comisión u omisión. Nos dura más el tren delantero en el asfalto. Son más lindos los shoppings que el Mercado 4. La evolución está para eso, para disfrutarla. Y si uno tiene dinero, tiene el derecho de darse los gustos. Pero… ¿no será momento de que nos pongamos a reflexionar? En una de esas estamos equivocados y todavía podamos revertir algo.
Sería oportuno que se suspendiesen un rato las cuestiones comiciales y las autoridades municipales y nacionales estableciesen algunos protocolos a seguir en caso de que la tormenta venga para estos lados y la inundación vuelva a tocarnos.
¿Qué calles se inundan? ¿Cuáles son las alternativas? ¿Qué hacer si nos toma en la calle? ¿Dónde están los refugios? ¿Qué debo tener para comer y beber? ¿Qué hacemos con las criaturas? ¿Quiénes y cómo coordinaran las evacuaciones? ¿Quién cuidará de los saqueos? ¿Quién velará para evitar que los comerciantes cobren en exceso el agua y los insumos de primera necesidad?
Si me invitan a participar con responsables de Defensa Civil o lo que sea, tengo muchas más preguntas. Y algunas respuestas. Pero ¡ahora! Cuando llegue la inundación, ya será tarde.

miércoles, 3 de abril de 2013

¿LE PUEDO DECIR UN PIROPO?


Si bien empezó siendo difundida como la ley antipiropos, posteriores explicaciones dieron cuenta de que parece que la cosa va más allá. Dejando de lado el proyecto de ley (que no leí, ni tengo intención de hacerlo), quiero referirme al asunto de los piropos, el acoso callejero, la dignidad de la mujer, y otras yerbas.
Como esto no es tesis, ni ensayo, ni cosa seria, empezaré por… la dignidad de la mujer, cosa simple de definir. La mujer es digna porque es ser humano. Así como es digno el hombre. Y, si nos ponemos a extender el concepto, cada bicho que camina tiene su dignidad o debería tenerla ¿o no?
El acoso callejero, ya es un poco más complicado. Supongo que no debe ser fácil ser mujer, ir caminando por la calle y que una runfla de mal paridos le cuente todo lo que querrían hacer con su cuerpo, enunciando parte por parte y con clara descripción de lo que supuestamente harían. Digo supuestamente, porque una amiga, que es bastante guapa y ¡guapa! los ha enfrentado diciéndoles que bueno, que por qué no, que a dónde podían ir para empezar y los sueltos de lengua, para hablar al cohete, metieron el rabo entre las patas y empezaron a mirar para otro lado.
Buscando precisiones, la RAE me desasna y me entero de que piropo, en su primera acepción, es una variedad del granate, de color rojo de fuego, muy apreciada como piedra fina; en su segunda, rubí, carbúnculo (otra palabra para decir rubí) y en su tercera acepción (la que viene al caso): lisonja, requiebro. Para más aclarar, de lisonja nos dice que es una alabanza afectada, para ganar la voluntad de alguien. Hasta acá, no hay pecado ni ofensa. Claro que habría que explicarle a los que no lo saben, pero para los que sí lo sabemos, el piropo ha sido siempre un derecho inalienable del hombre para hacerla sentir bien a una mujer con la manifiesta intención de seducirla.
Los hay cursis, gastados, tontos, baladíes… Pero, todavía una mujer se siente “tocada” al escuchar algo que la conmueva. Obviamente que hay que adaptar el piropo a los tiempos que corren, cosa que exige creatividad y de eso andamos medio faltos, me parece.
Una anécdota: Estaba en Madrid, tomando unas cervezas con un par de amigos locales en la barra de un conocido bar del barrio Salamanca, cuando, de repente, veo a una morena inigualable, bella por donde la mires, y daban ganas de mirar. Al verme mirando, uno de mis amigos me dijo: “Guarda, tío, que aquí las mujeres te denuncian por acoso sexual por solo mirarlas mucho”. Sin escucharlo, pedí dos jarras de cerveza, me acerqué a la bella morena, quien ya estaba acabando la suya, y, sin rodeos, le dije “Hola, ¿podemos compartir una cerveza antes de que llames a la Guardia Civil por mi intención expresa de acosarte?” Tomamos la cerveza. No llamó a la Guardia Civil.
Si uno no ofende, no acosa. Seduce. Y a las mujeres, les gusta ser seducidas ¿o no?
¿De otras yerbas? Otro día.

Homenaje al gran piropeador Jardín Florido http://www.youtube.com/embed/NUcukBv0Nq4

martes, 2 de abril de 2013

LA BANALIZACIÓN DE LA POBREZA


Bajo el título ¿Dónde están los pobres?, Cristian Marcelo Lozano, un ciudadano a quien no conozco, dice en ABC (http://www.abc.com.py/cronicas-ciudadanas/donde-estan-los-pobres-555602.html):

“Disfrutando de las vacías calles de Asunción. En el tramo de Villa Morra a Ñu Guasu, no encontré un solo mendigo, ni limpiavidrios, ni vendedor de ningún tipo.
Y me pregunto: ¿Serán realmente tan “indigentes”? La verdad no creo, ya que tuvieron “resto” para tomarse un día para “rezar”.
No nos dejemos engañar más, toda la gente que “trabaja” en la calle lo hace porque es más cómodo que un trabajo fijo, porque la calle no paga impuestos, la calle no tiene horarios, y porque es una excelente pantalla para otros negocios como el tráfico de drogas, el cual disfrazan detrás de las “inocentes” canastitas frutales.
El estado debería sacar a todos estos delincuentes, chantajistas y estafadores de las calles. Las autoridades y los ciudadanos debemos dejar de ser hipócritas y de tapar nuestros sentimientos de culpa “ayudando” a personas que en realidad no lo necesitan.”

Me llevó un buen tiempo reaccionar. Más, lograr un análisis frío. Veamos. ¿Los “indigentes” no tienen derecho a tomarse un día para rezar o hacer lo que quieran?
Otra: Pretender que “toda la gente que “trabaja” en la calle lo hace porque es más cómodo que un trabajo fijo”  o “porque es una excelente pantalla para… el tráfico de drogas”, es tener un grado de memez rayana en la estupidez.
La pobreza no es congénita. Pese a ser, lamentablemente, hereditaria. Así como la mayoría de los ricos lo son por haber heredado la riqueza de sus padres, la mayoría de los pobres lo son por haber heredado la pobreza de los suyos. Así de simple. Y, para colmo, a mucha gente le conviene la existencia de pobres para lograr mano de obra barata, comprar votos, etc.
En algo, más o menos, coincidimos: El estado debería sacar a todos LOS delincuentes, chantajistas y estafadores de las calles (cambié estos por los). La pregunta es ¿TODOS los pobres son delincuentes, chantajistas y estafadores?
Otra pregunta: ¿No conocemos RICOS  que son delincuentes, chantajistas y estafadores?
Otra pregunta más: ¿A qué trabajo pueden acceder estos marginados de la sociedad? ¿Qué empresa podría ocupar la mano de obra absolutamente incapacitada para trabajar por falta de la más elemental educación?
Si no queremos pobres en las calles, debemos eliminar la pobreza. Y la pobreza no se erradica por decreto, sino con acciones concretas que parten de la educación, la generación de oportunidades laborales y el respeto a la dignidad humana.
A mí también me molesta que me tomen por asalto para limpiarme el parabrisas o que me impongan un pago por estacionar mi auto. Pero más, mucho más, me molesta que no se haga nada para evitar que haya gente que no tenga otras alternativas para llevar la comida a su casa, aunque dentro de ellos haya quienes no llevan nada a su casa y compran alcohol u otras drogas, tal como muchos que “trabajan” se gastan el sueldo en… alcohol u otras drogas.
Es más fácil estigmatizar al pobre que analizar opciones (y ejecutar acciones) para erradicar la pobreza.

lunes, 1 de abril de 2013

¡DE QUÉ LIBERTAD ME HABLAS!


No, no hablaré del club de fútbol. Tampoco pienso hacer una apología libertaria tipo ensayo filosófico. Simplemente, me extenderé sobre un tema que comencé a discutir ayer (31/03/13) con Hugo Vera Ojeda, Presidente de la Fundación Libertad del Paraguay, a quienes no conozco. Ni a Hugo Vera (salvo por trenzarnos en FB), ni a la fundación, ni a la libertad a la que él se refiere.
Para desarrollar su teoría de lo mal agradecidos que somos con la libertad que disfrutamos, la fundamenta a esta (a la libertad, claro) en la de comprar las cosas con la moneda que elijamos, salir de nuestras fronteras y volver cuando se nos antoje, comprar arroz o azúcar, como para alimentar a un regimiento de caballería, criticar y hasta ponerles marcantes a nuestras autoridades.  
Luego, dice textualmente: “No se nos ocurre que los jabones todavía pasan desapercibidos en nuestros baños, muy por el contrario con lo que ocurre en la Habana, donde es moneda de cambio por favores sexuales de las hijas para con los turistas.”
Ya me estaba disponiendo a dar mi opinión en su post, cuando unas pocas líneas después leí: “Pero es bueno pensar también, antes de creernos los divos del mundo, que en nuestro querido Paraguay podemos estar aún mejores, como los hermanos de Liechtenstein.” ¡Ahí, exploté! Intercambiamos un par de idas y vueltas y la remató cuando, al señalarle que el pequeño principado europeo es uno de los más importantes centros de lavado de dinero y evasión fiscal, y que “Hablar de libertad y tomar como referencia a un país en el que la mujeres pudieron votar recién en 1984, y solo en ciertos casos, me parece de muy mal gusto, por no decir grosero.”, su respuesta me dejó anonadado. Me refutó diciendo que no es grosero “…que exista prosperidad porque los bancos no te preguntan de donde sacaste tu dinero para guardartelo porque esa no es su funcion sino de la fiscalia, del estado, de probar que hubo una conducta delictiva y no simplemente fijarse en el resultado que es el dinero...” (sic)
¡Mirá vos! ¿Así que la libertad está en que algunos tienen la posibilidad de comprar y vender sus dólares a gusto y ganas? ¿O entrar y salir del país cuando quieran?
Lo de las niñas cubanas siendo prostituidas por los padres a cambio de un pan de jabón, ya era historia en la década del ’60 cuando nos llegaban las revistitas enviadas por los norteamericanos para mostrarnos qué malos que eran los cubanos. Claro que algunas mamás de esas niñas, fueron prostitutas en los cabarets de la Habana cuando estos eran regenteados por los yanquis. De eso no se habla. ¿Sabrá Hugo Vera por cuánto se prostituyen las niñas en la terminal de Asunción?
Con lo de Liechtenstein, se me hizo el cortocircuito. ¡Pero mirá que hay que ser tarambana para pretender comparar Liechtenstein con Paraguay! ¡Qué bárbaro!
Y para completarla (para más rip, dirían los españoles) pretende defender que no importa el origen del dinero y que esa no es función de los bancos. ¡Este tipo vive en una burbuja! ¡Andá a abrir una cuenta corriente en España con más de USD 10.000! Hasta análisis de saliva te piden. ¿Y en Australia? para ir, no más, ya te piden demostrar el origen de tu dinero con base en los depósitos e informes bancarios, con un límite mínimo de ingreso de moneda en efectivo. Cómo será que un joven paraguayo quiso ir a estudiar y como garante presentó a una persona de una famosa y millonaria familia local y ¡no la aceptaron porque el origen del dinero no era demostrable! (Poseo en mis archivos nombres, fechas, datos de la embajada de Australia en Argentina, etc.)
Yo no soy zurdo, pero cuando estos defensores del capitalismo a ultranza, promotores de un liberalismo extremo y enfermos de impercepción crónica de la realidad circundante salen a decir pavadas, me inclinan, casi inercialmente, del centro hacia la izquierda.
¿Y la libertad? Un día de estos hablaré más de la libertad.