jueves, 6 de junio de 2013

DESPUÉS, NO NOS QUEJEMOS.

Hoy (05/06/2013) leí que un albergue que atiende las necesidades básicas de unos 50 niños indígenas (indigentes), deja de funcionar por falta de recursos.
Eso puede llegar a significar que podría ocurrir que en las calles pueda haber 50 nuevos adictos a la cola de zapatero, 50 nuevos limpiavidrios, 50 nuevos peajeros, 50 nuevos tortoleros, 50 nuevos… desamparados.
Sé que es una responsabilidad del estado y que para eso se pagan los impuestos. Todos lo sabemos. Todos decimos más o menos lo mismo. Pero, también, todos sabemos que lo que se recauda de los impuestos no siempre (¿?) llega al destino que debería llegar, quedándose, en sumas considerables, en sueldos de senadores, diputados, funcionarios múltiples, choferes, viajes, viáticos, cenas, oropeles, parafernalias y fruslerías.
Es vergonzoso enterarse de que el Congreso se dispone a gastar G. 350 millones en pines de oro que lucirán los parlamentarios en el juramento de la nueva legislatura, cuando los niños del albergue solo necesitan G. 144 millones para cubrir el rubro para alimento de un año. Vergonzoso y vergonzante.
Erradicar a la pobreza es un problema de estado.
Asistir a los pobres, es una responsabilidad de todos. Especialmente de quienes manifiestan y defienden sus confesiones religiosas inspiradas en el amor al prójimo.
Me parece excelente que se apoye a Teletón con su comilona anual. Pero, pregunto: ¿No sería matar dos pájaros de un tiro si, en vez de ir a comer como unos desaforados, se hiciesen comilonas igualitas, con los famosos, las empresas, los fotógrafos, las cámaras… y la comida se le diese a los pobres que no tienen qué comer? Hacemos todo igual, con la diferencia de que iríamos, pagaríamos por uno o dos o los platos que queramos pagar, nos tomarían las fotos, saldríamos en la tele pero, en vez de comer nosotros (que en casa no nos fala), en las mesas estarían sentados chicos de la calle, de guarderías, indígenas… ¡qué sé yo! Seguro que no habrá de faltar a quiénes invitar.

Que se cierre por falta de recursos un albergue que brindaba amparo a 50 niños, no es una injusticia. ¡Es una barbaridad!

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